
/Dr. Carlos de Paredes
Jefe del Centro neonatal
Hospital Clínico
Universidad de Valencia.
para Revista Mi Pediatra.
NO EXISTE NINGÚN AVANCE EN LA MEDICINA QUE HAYA SALVADO TANTAS VIDAS COMO LAS VACUNAS. TAL HA SIDO SU EFICACIA EN LA PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES QUE AHORA SÓLO NOS FIJAMOS EN LOS EFECTOS ADVERSOS.
Se entiende por reacción adversa cualquier incidente clínico local o general de aparición e intensidad variable y que se asocie temporalmente con la vacunación. Es necesario que el pediatra haga un diagnóstico diferencial para otras patologías que pueden haber coincidido con la vacunación. Para que estos síntomas se consideren como una reacción adversa atribuible a la vacunación previa, se deben cumplir una serie de condiciones tales como:
- Que exista una relación temporal entre la suministración de la vacuna y la aparición de los síntomas/signos que se encuentran descritos en las publicaciones científicas y en los prospectos de las vacunas.
- Que exista un conocimiento previo de que la vacuna puede tener toxicidad y provocar reacciones secundarias.
- La asociación de un síndrome clínico con la suministración de la vacuna es un hecho totalmente posible y reconocido.
- Los resultados del laboratorio confirman esa asociación.
- Es indudable que los estudios epidemiológicos demuestran un mayor riesgo de efectos adversos entre las personas vacunadas respecto de las no vacunadas.
- Deben producirse dos o más, para que un efecto adverso pueda ser atribuido a la vacunación.
PUEDEN PROVOCAR REACCIONES ADVERSAS, PERO LAS VACUNAS SALVAN LA VIDA A TRES MILLONES DE NIÑOS CADA AÑO.
Entre las reacciones generales menos frecuentes, están las llamadas reaciones de hipersensibilidad, que se producen por una sensibilización previa a alguno de los componentes del preparado natural (antibióticos, conservantes, estabilizantes y excipientes). La mayoría de las vacunas llevan excipientes o aditivos que hay que tener en cuenta cuando se administran, como el huevo, el aluminio, levaduras, gelatinas, neomicina... por lo que es importante la historia y los antecedentes de cada niño, ya que es conocido que menos del diez por ciento de los pequeños con alergia a medicamentos en realidad la tienen.
Es conveniente aclarar, en este sentido, que los niños alérgicos al huevo pueden ser vacunados con la triple viral (paperas, rubeola y sarampión), con vigilancia en su centro de salud, ya que la vacuna sólo tiene trazas de proteína de huevo, a excepción de que previamente hayan tenido una reacción grave anafiláctica al huevo. Con la vacuna antigripal habrá que contactar con el pediatra para que indique, si fuera necesario, la vacuna que tenga menos contenido en huevo.
Por otra parte, y como consecuencia del empleo inadecuado de las vacunas , se pueden producir reacciones inflamatorias, abcesos e infecciones localizadas secundarias.
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